jueves, 16 de agosto de 2007

RIO OZAMA: UN CEMENTERIO DE CHATARRAS

Así es, el río Ozama que tiene tanta o más historia que todos los monumentos de la zona colonial juntos, se ha convertido en un ‘‘cementerio de chatarras’’ y aunque es una realidad demasiado eviendente para pasar desapercibida, los poderes públicos no parece darse por enterados y apesar de que el ‘‘Patronato de la Zona Colonial’’ ha pegado el grito al cielo en varias ocasiones por el hollín de las plantas termoeléctricas de Timbeque y la planta flotante ‘‘La Estrella del Norte’’, nada se ha podido lograr para despejar un poco a este ‘‘Sitio de Patrimonio Mundial’’, de la arrabalización tecnológica. No estamos hablando de cualquier cosa. Se trata de los primeros y más importantes monumentos históricos del ‘‘nuevo mundo’’, de las huellas dejadas por los primeros colonizadores que pisaron estas tierras, cuyos moradores vivían en la ‘‘edad de la piedra’’, mientras los europeos (a años luz de distancia cultural), se encontraban epilogando la ‘‘edad media’’ Es justamente los resultados concretos de esta simbiosis cultural, perdón, de esta depredación cultural (porque la segunda se tragó por completo la primera), lo que se le quiere presentar a la humanidad; pero sucede que el principal testigo de los hechos y facilitador de las más grandes

epopeyas, lo hemos convertido en el vertedero de la basura metálica que ronda por los mares. Es cierto que falta una ley ambiental que nos ayude a corregir esta afrenta pública, cultural e histórica, pero ante todo tiene que haber una autoridad y una voluntad política que se traduzcan en acciones concretas, en medidas salvadoras de unos valores que trascienden las fronteras nacionales para erigirse en un ‘‘legado común de la humanidad’’. !Vamos a ver quién responde!

Situación actual

Existen miles de razones por las cuales el río Ozama merece que se le proteja y se le devuelva su condición natural y para ello podríamos apelar a los argumentos más simples: ‘‘es la principal fuente de agua que atraviesa la capital dominicana, contiene una gran caudal, posee un estuario extraordinariamente grande, sus recursos paisajísticos son envidiables, divide a Santo Domingo casi en dos mitades, está cargado de historia, acoge en su desembocadura un el principal puerto turístico del país y puede convertirse en un recurso natural invaluable que de ser rescatado, podría reportarle considerables beneficios económicos al Estado dominicano y ser disfrutado plenamente por sus moradores y visitantes’’. Pero en las actuales condiciones, el Ozama es algo más que un insulto a la inteligencia popular y una afrenta ciudadana. ¿Se podría justificar que este gran río siga siendo una gran cloaca, un espectáculo deprimente y un atentado permanente a la salud pública sin que ninguna institución oficial se preocupe por ello?, ¿no le parece un exceso de tolerancia oficial que este cuerpo de agua, a estas alturas (siglo XXI), siga siendo el recipiente por excelencia de todos los efluentes industriales que sin el menor tratamiento arrojan las fábricas e instalaciones de igual índole en la costa norte y oriental de la capital?, ¿desde cuándo este río viene siendo el basurero preferido de los barios La Yuca, Cristo Rey, Puerto Isabela (Hoyo de Chulín), La Zurza, Simón Bolívar, Capotillo, Las Cañitas, Gualey, Los Guandules, La Ciénega y todos los desheredados de la fortuna que antes y después del ciclón Georges invadieron la margen oriental del Ozama por el puente de la 17, los barrios consolidades de Los Tres Brazos, Sabana Perdida, La Barquita, Vietnan y Catanga, por donde nunca o rara vez pasa un camión a recoger la basura? Pero no es de ello que le queremos hablar esta vez. Esta realidad la conoce toda la ciudadanía capitaleña y hasta los funcionarios de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, del Ayuntamiento del Distrito Nacional, del Instituto Nacional de Protección Ambiental, de la Secretaría de Estado de Salud Pública y hasta de la Defensa Civil, entre otras tantas que podrían tener una competencia en la solución este problema que a todos nos acusa y nos golpea en la cara. Será con estas o las próximas autoridades, con este gobierno o con el que se va a estrenar, más temprano que tarde, el rescate del río Ozama tendrá que ser un punto clave en la agenda de prioridades. Pero lo que no debe esperar a mañana para prestársele la atención que merece, es el caso de la decenas de barcos hundidos y de otros varados que actualmente obstaculizan el flujo normal del Ozama y el Isabela en su carrera indetenible por alcanzar el mar. La Autoridad Portuaria Dominicana y la Marina de Guerra, que en tantas ocasiones han intentado o al menos han informado a la opinión pública de su empeño en buscarle una solución, podrían ofrecerle una respuesta a las inquietudes que en estos momentos tienen diferentes sectores de la ciudadanía sobre esta situación y en particular sobre el barco que acaba de ser abandonado con todo y tripulación en las inmediaciones del puente de la 17 (Francisco del Rosario Sánchez).

Fuente: http://kiskeya-alternative.org

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